En referencia a los sueños
La mayoría de las teorías actuales sobre interpretación de los sueños se originaron en tres escuelas: la freudiana, la junguiana y la existencialista. Las fuentes antropológicas, históricas y bíblicas han dejado entrever que la humanidad siempre se preocupó por dilucidar el significado de los sueños, Freud fue el primero en encarar el desarrollo de un método científico para su interpretación (Enciclopedia Visual, 1984).
Desde Freud se sabe que los sueños son una ventana del inconsciente. La interpretación de los sueños es para Freud desvelar su sentido (Freud, 1900, p.118) y para él siempre constituyó el primer y gran descubrimiento psicoanalítico.
La interpretación de los sueños, podemos considerarlo como fundante del psicoanálisis define la interpretación onírica como la "vía regia" de acceso al mundo inconsciente (Freud, 1900, p. 597), Freud siempre pensó en ella como un medio poderoso para contactar con todos los afectos e ideas que permanecían fuera de la conciencia. Al centrarse en el análisis de sus propios sueños y tras sus primeras experiencias en el tratamiento de los fenómenos neuróticos, especialmente histéricos, llega al convencimiento de las particulares leyes que rigen el funcionamiento inconsciente, bien diferentes a aquellas que rigen en los fenómenos conscientes (Enciclopedia Visual, 1984). Freud fue desarrollando los mecanismos de formación de síntomas y los que subyacen en los sueños. Realizó una práctica de igualación de los sueños con los síntomas neuróticos en lo que respecta a la función, a los mecanismos o a su consideración como fenómenos de transacción. Con todo ello, va a concluir que las leyes del funcionamiento mental inconsciente se rigen por lo que denominará el proceso primario y que va a caracterizar tanto al funcionamiento del sueño como del aparato psíquico en general (Freud, 1900, p. 570).
Esta constatación de lo inconsciente como fenómeno universal, no circunscrito a lo patológico, es el gran aporte del descubrimiento del trabajo sobre el sueño, y esto hasta el punto de cambiar totalmente el estatus epistemológico de "la joven ciencia", como gustaba denominarla Freud, ya que al ser el sueño un fenómeno universal, el psicoanálisis se transforma en un método que permite desvelar el sentido de los actos inconscientes de forma universal (Enciclopedia Visual, 1984).
Freud se percató de la importancia que el estudio sobre los sueños tuvo en el avance de su teoría, así, ya al final de su vida escribe:
"Ella (la doctrina de los sueños) ocupa en la historia del psicoanálisis un lugar especial, marca un punto de viraje; con ella el psicoanálisis consumó su transformación de procedimiento terapéutico en psicología de lo profundo...desde entonces...ha permanecido como lo más distintivo y propio de la joven ciencia" (Freud, 1933, p.7).
El sueño como realización de deseos inconscientes es la idea básica que sostiene la teoría freudiana. El sueño se inscribe en sus conceptos de la pulsión y descarga, es decir, como un proceso de descarga de estímulos pulsionales cuyo trasfondo hay que buscarlo en el mundo del cumplimiento de los deseos infantiles (Enciclopedia Visual, 1984). Al acabar de interpretar el sueño de la inyección de Irma, sueño que inaugura en su método interpretativo, afirma que "una vez llevada a cabo la interpretación completa de un sueño, se nos revela éste como una realización de deseos" (Freud, 1900, p.141).
Freud también planteaba la posibilidad de la coexistencia de varios sentidos en los sueños (Freud, 1988, p.232), de modo que podrían yuxtaponerse varias realizaciones de deseos, o habla de los sueños como defensa frente a la angustia en aquellos sueños angustiosos que provocaban el despertar del soñante. De cualquier modo, sobre su procedencia tampoco deja lugar a dudas, habla del origen inconsciente e infantil del deseo representado en el sueño (Freud, 1900, p.546).
Para Freud, los deseos insatisfechos de la vigilia contribuyen a provocar el sueño, pero no pueden formarlo por sí solos, para ello siempre sería necesaria su conexión con deseos inconscientes. La fuerza del sueño viene siempre de lo pulsional inconsciente. El deseo consciente que el sueño realiza va a descubrir, mediante la interpretación, el deseo inconsciente que subyace. En este sentido los restos diurnos son, en todos los casos, de una importancia secundaria, siendo la fuerza pulsional inconsciente el motor de la formación del sueño.
En diversas ocasiones Jung atribuyó la siguiente sentencia: “El sueño es su propia interpretación”, según el cual el lenguaje no es un disfraz sino que “expresa exactamente lo que quiere significar” (CW, s/f, p. 13). En su doctrina difería de Freud, quien sostenía que las imágenes oníricas oculta el contenido latente (los pensamientos oníricos ocultos y reprimidos), que según aquél constituían el significado del sueño, oculto porque resulta doloroso. Jung por su parte, insistía en que “…el sueño es perfectamente capaz…de designar las cosas más dolorosas y desagradables sin la menor consideración por los sentimientos del sujeto” (CW, s/f , p. 17). Sostenía que las imágenes oníricas pueden compararse con las nubes que cubren el firmamento; configuran un fenómeno natural y cumplen un fin distinto al de irritarnos u ocultar algo. (Mattoon, 1980, p.125)
Muchas veces las imágenes reveladas en los sueños pueden parecer extrañas a la mente consciente, pero este revela la disposición interior y puede ser leído (Mattoon, 1980). Freud interpretaba todos los sueños como realización de deseos. Con los sueños se libera energías reprimidas y abre la mente consciente a su contenido mental inconsciente. Al integrar lo consciente y lo inconsciente, la persona puede ampliar sus horizontes mentales y adquirir una nueva orientación hacia la vida (Mattoon, 1980, p. 25).
Para Jung, cuando el mensaje que contiene un sueño no se lleva al plano consciente se disuelve en el caos para aparecer luego, o sea que se reitera en sueños posteriores hasta que el sujeto lo escucha. (p. 23), pero lo aseveración aparentemente contradictoria de Jung “Sólo cuando un sueño impresiona profundamente, o sea se repite con frecuencia, resultan deseables la interpretación y la compresión consciente” (CW, s/f, 18).
A Jung le llevó toda una vida desarrollar su teoría de la interpretación de los sueños. Constantemente la sometía a examen, para modificarla, elaborarla e ilustrarla. (Mattoon, 1980)
“En la interpretación de los sueños, las imágenes oníricas se aceptan como hechos presentados por la psique inconsciente del sujeto que sueña”. (Mattoon, 1980, p. 23)
Calvin Hall, uno de los estudiosos más destacados en el campo de la investigación experimental sobre el contenido onírico, su concepto defiende la idea de que los sueños de una persona arrojan información sobre el modo en que se ve a sí misma. Los sueños son esenciales para un proceso de desarrollo de la personalidad, como fuente central de contenidos inconscientes (Mattoon, 1980,)
Una cuestión no menos difícil e importante sobre el sueño es conocer su función, esta pregunta no se ha respondido del todo y existen opiniones diferentes. Algunos científicos creen que su misión no es biológica y lo consideran un hábito.Una de las funciones que se le atribuye al sueño es de que éste juega un papel importante en la regeneración orgánica y cerebral, facilitando la síntesis de macromoléculas: proteínas y ácidos ribonucleicos (Enciclopedia Visual, 1984).
Haciendo referencia a un punto de vista psicoanalítica: “La función general de los sueños es intentar restablecer nuestro equilibrio psicológico” (Jung, 1992, p. 43).
La mayoría de las teorías actuales sobre interpretación de los sueños se originaron en tres escuelas: la freudiana, la junguiana y la existencialista. Las fuentes antropológicas, históricas y bíblicas han dejado entrever que la humanidad siempre se preocupó por dilucidar el significado de los sueños, Freud fue el primero en encarar el desarrollo de un método científico para su interpretación (Enciclopedia Visual, 1984).
Desde Freud se sabe que los sueños son una ventana del inconsciente. La interpretación de los sueños es para Freud desvelar su sentido (Freud, 1900, p.118) y para él siempre constituyó el primer y gran descubrimiento psicoanalítico.
La interpretación de los sueños, podemos considerarlo como fundante del psicoanálisis define la interpretación onírica como la "vía regia" de acceso al mundo inconsciente (Freud, 1900, p. 597), Freud siempre pensó en ella como un medio poderoso para contactar con todos los afectos e ideas que permanecían fuera de la conciencia. Al centrarse en el análisis de sus propios sueños y tras sus primeras experiencias en el tratamiento de los fenómenos neuróticos, especialmente histéricos, llega al convencimiento de las particulares leyes que rigen el funcionamiento inconsciente, bien diferentes a aquellas que rigen en los fenómenos conscientes (Enciclopedia Visual, 1984). Freud fue desarrollando los mecanismos de formación de síntomas y los que subyacen en los sueños. Realizó una práctica de igualación de los sueños con los síntomas neuróticos en lo que respecta a la función, a los mecanismos o a su consideración como fenómenos de transacción. Con todo ello, va a concluir que las leyes del funcionamiento mental inconsciente se rigen por lo que denominará el proceso primario y que va a caracterizar tanto al funcionamiento del sueño como del aparato psíquico en general (Freud, 1900, p. 570).
Esta constatación de lo inconsciente como fenómeno universal, no circunscrito a lo patológico, es el gran aporte del descubrimiento del trabajo sobre el sueño, y esto hasta el punto de cambiar totalmente el estatus epistemológico de "la joven ciencia", como gustaba denominarla Freud, ya que al ser el sueño un fenómeno universal, el psicoanálisis se transforma en un método que permite desvelar el sentido de los actos inconscientes de forma universal (Enciclopedia Visual, 1984).
Freud se percató de la importancia que el estudio sobre los sueños tuvo en el avance de su teoría, así, ya al final de su vida escribe:
"Ella (la doctrina de los sueños) ocupa en la historia del psicoanálisis un lugar especial, marca un punto de viraje; con ella el psicoanálisis consumó su transformación de procedimiento terapéutico en psicología de lo profundo...desde entonces...ha permanecido como lo más distintivo y propio de la joven ciencia" (Freud, 1933, p.7).
El sueño como realización de deseos inconscientes es la idea básica que sostiene la teoría freudiana. El sueño se inscribe en sus conceptos de la pulsión y descarga, es decir, como un proceso de descarga de estímulos pulsionales cuyo trasfondo hay que buscarlo en el mundo del cumplimiento de los deseos infantiles (Enciclopedia Visual, 1984). Al acabar de interpretar el sueño de la inyección de Irma, sueño que inaugura en su método interpretativo, afirma que "una vez llevada a cabo la interpretación completa de un sueño, se nos revela éste como una realización de deseos" (Freud, 1900, p.141).
Freud también planteaba la posibilidad de la coexistencia de varios sentidos en los sueños (Freud, 1988, p.232), de modo que podrían yuxtaponerse varias realizaciones de deseos, o habla de los sueños como defensa frente a la angustia en aquellos sueños angustiosos que provocaban el despertar del soñante. De cualquier modo, sobre su procedencia tampoco deja lugar a dudas, habla del origen inconsciente e infantil del deseo representado en el sueño (Freud, 1900, p.546).
Para Freud, los deseos insatisfechos de la vigilia contribuyen a provocar el sueño, pero no pueden formarlo por sí solos, para ello siempre sería necesaria su conexión con deseos inconscientes. La fuerza del sueño viene siempre de lo pulsional inconsciente. El deseo consciente que el sueño realiza va a descubrir, mediante la interpretación, el deseo inconsciente que subyace. En este sentido los restos diurnos son, en todos los casos, de una importancia secundaria, siendo la fuerza pulsional inconsciente el motor de la formación del sueño.
En diversas ocasiones Jung atribuyó la siguiente sentencia: “El sueño es su propia interpretación”, según el cual el lenguaje no es un disfraz sino que “expresa exactamente lo que quiere significar” (CW, s/f, p. 13). En su doctrina difería de Freud, quien sostenía que las imágenes oníricas oculta el contenido latente (los pensamientos oníricos ocultos y reprimidos), que según aquél constituían el significado del sueño, oculto porque resulta doloroso. Jung por su parte, insistía en que “…el sueño es perfectamente capaz…de designar las cosas más dolorosas y desagradables sin la menor consideración por los sentimientos del sujeto” (CW, s/f , p. 17). Sostenía que las imágenes oníricas pueden compararse con las nubes que cubren el firmamento; configuran un fenómeno natural y cumplen un fin distinto al de irritarnos u ocultar algo. (Mattoon, 1980, p.125)
Muchas veces las imágenes reveladas en los sueños pueden parecer extrañas a la mente consciente, pero este revela la disposición interior y puede ser leído (Mattoon, 1980). Freud interpretaba todos los sueños como realización de deseos. Con los sueños se libera energías reprimidas y abre la mente consciente a su contenido mental inconsciente. Al integrar lo consciente y lo inconsciente, la persona puede ampliar sus horizontes mentales y adquirir una nueva orientación hacia la vida (Mattoon, 1980, p. 25).
Para Jung, cuando el mensaje que contiene un sueño no se lleva al plano consciente se disuelve en el caos para aparecer luego, o sea que se reitera en sueños posteriores hasta que el sujeto lo escucha. (p. 23), pero lo aseveración aparentemente contradictoria de Jung “Sólo cuando un sueño impresiona profundamente, o sea se repite con frecuencia, resultan deseables la interpretación y la compresión consciente” (CW, s/f, 18).
A Jung le llevó toda una vida desarrollar su teoría de la interpretación de los sueños. Constantemente la sometía a examen, para modificarla, elaborarla e ilustrarla. (Mattoon, 1980)
“En la interpretación de los sueños, las imágenes oníricas se aceptan como hechos presentados por la psique inconsciente del sujeto que sueña”. (Mattoon, 1980, p. 23)
Calvin Hall, uno de los estudiosos más destacados en el campo de la investigación experimental sobre el contenido onírico, su concepto defiende la idea de que los sueños de una persona arrojan información sobre el modo en que se ve a sí misma. Los sueños son esenciales para un proceso de desarrollo de la personalidad, como fuente central de contenidos inconscientes (Mattoon, 1980,)
Una cuestión no menos difícil e importante sobre el sueño es conocer su función, esta pregunta no se ha respondido del todo y existen opiniones diferentes. Algunos científicos creen que su misión no es biológica y lo consideran un hábito.Una de las funciones que se le atribuye al sueño es de que éste juega un papel importante en la regeneración orgánica y cerebral, facilitando la síntesis de macromoléculas: proteínas y ácidos ribonucleicos (Enciclopedia Visual, 1984).
Haciendo referencia a un punto de vista psicoanalítica: “La función general de los sueños es intentar restablecer nuestro equilibrio psicológico” (Jung, 1992, p. 43).
En referencia al agua
Las significaciones simbólicas del agua pueden reducirse a tres temas dominantes: fuente de vida, medio de purificación y centro de regeneración. Estos tres temas se hallan en las tradiciones más antiguas y forman las combinaciones imaginarias más variadas, al mismo tiempo que las más coherentes (Chevalier, 2007, p. 52).
Las aguas, masa indiferenciadas, representa la infinidad de lo posible, contiene todo lo virtual, lo informal, el germen de los gérmenes, todas las promesas de desarrollo, pero también todas las amenazas de reabsorción.
En Asia los aspectos del simbolismo del agua son muy diversos. Es el elemento de regeneración corporal y espiritual, el símbolo de la fertilidad, la pureza, la sabiduría, la gracia y la virtud. Es fluida y tiende a la disolución, pero también es homogénea y tiende a la cohesión, a la coagulación (Chevalier, 2007, p. 53).
El agua estancada, plasma de la tierra del que nace la vida, aparece en numerosos mitos de creación. Según ciertas tradiciones turcas del Asia Central, el agua es la madre del caballo. En la cosmogonía babilónica, al comienzo de todo, cuando no había aún ni cielo ni tierra, “solo una materia indiferenciada se extendía desde siempre: las aguas primordiales, Apsu y Tiamat. Apsu, considerado como una divinidad masculina, representa la masa de agua dulce sobre la cual flota la tierra. En cuanto a Tiamat, no es sino el mar, el abismo de agua salada de donde salen todas las criaturas”. (Chevalier, 2007, p. 60).
Las significaciones simbólicas del agua pueden reducirse a tres temas dominantes: fuente de vida, medio de purificación y centro de regeneración. Estos tres temas se hallan en las tradiciones más antiguas y forman las combinaciones imaginarias más variadas, al mismo tiempo que las más coherentes (Chevalier, 2007, p. 52).
Las aguas, masa indiferenciadas, representa la infinidad de lo posible, contiene todo lo virtual, lo informal, el germen de los gérmenes, todas las promesas de desarrollo, pero también todas las amenazas de reabsorción.
En Asia los aspectos del simbolismo del agua son muy diversos. Es el elemento de regeneración corporal y espiritual, el símbolo de la fertilidad, la pureza, la sabiduría, la gracia y la virtud. Es fluida y tiende a la disolución, pero también es homogénea y tiende a la cohesión, a la coagulación (Chevalier, 2007, p. 53).
El agua estancada, plasma de la tierra del que nace la vida, aparece en numerosos mitos de creación. Según ciertas tradiciones turcas del Asia Central, el agua es la madre del caballo. En la cosmogonía babilónica, al comienzo de todo, cuando no había aún ni cielo ni tierra, “solo una materia indiferenciada se extendía desde siempre: las aguas primordiales, Apsu y Tiamat. Apsu, considerado como una divinidad masculina, representa la masa de agua dulce sobre la cual flota la tierra. En cuanto a Tiamat, no es sino el mar, el abismo de agua salada de donde salen todas las criaturas”. (Chevalier, 2007, p. 60).
Bibliografía
Chevalier, Jean; Gheerbrant, Alain. (2007). Diccionario de los símbolos. Barcelona. Editorial: Herder.
Hombre y Sociedad. (1984). Enciclopedia Visual (tomo 2, pp.22-33). España: Salvat Editores.
Freud, Sigmund. (1900). La interpretación de los sueños. (Tomo IV). Buenos Aires Madrid: Amorrortu.
Jung, Carl G.. (s/f). Collection Word. (13 al 18).
Jung, Carl G..(1992). El hombre y sus símbolos (5a. ed.) Madrid: Luis de Caralt. Editor.
Mattoon, Mary Ann. (1980). El análisis junguiano de los sueños. Buenos Aires: Editorial Paidos.
Museo de Arte Contemporáneo. (2006). Alexandra Meijer Werner,
Luz sobre luz (pp. 5-69).Caracas.
Museo de Arte Contemporáneo. Ouroboros . (video). Sala multimedia. Caracas
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